La primera puerta que encuentro al subir al segundo piso de mi casa me lleva a descubrir mi habitación, la cual se divide en dos mundos completamente distintos. Ni bien abro la puerta diviso una litera de dos plazas, algo grande para una persona tan pequeña como yo, en ella me refugio todas las noches para poder conciliar el sueño y muchas veces para pensar en mi vida y cuando no puedo lograr ninguna de las dos cosas solo me queda contemplar mi techo, algo descascarado por el paso del tiempo, pero en el mi mirada se pierde porque llego a ver como las partes descascaradas han dibujado dos personas hablando y otra mucho más pequeña queriendo escuchar la conversación, tal vez sea solo mi imaginación lo que haga reflejar ese dibujo.
Y en mis paredes pintadas de un color lila ya desteñido y marcado por innumerables cintas masking tape que reflejan mi etapa de adolescente donde pegaba todos los pósteres de mis grupos o artistas favoritas, en ellas solo quedan cuatro pósteres y un afiche por el día de mi cumpleaños realizado por un amigo al que quiero mucho.
A lado de mi litera se encuentra mi cómoda y encima de ella una repisa que contiene desde libros que ya no uso, cds y dvds hasta perfumes, cremas, esmaltes, cosas que normalmente una mujer tiene en su repisa. Un espejo grande es el causante de criticarme o alabarme día tras día depende como me sienta, un ropero es lo que le sigue y encima de el se encuentra una que otra cartera, a lado de la puerta se encuentra mi estante de libros y mi escritorio.
En una esquina localizo un montón de zapatos tirados, nada ordenados para mi gusto. Lo último que encontramos en mi aposento es el mueble del ordenador que para ser sincera, es donde paso más tiempo. Y es aquí donde mi primer mundo termina, me refugio en mi burbuja para que nadie la perpetué, para sentirme yo misma, para escribir lo que siento, para derramar una que otra lagrima o recordar intensos momentos vividos en mi litera.
Reír, llorar, sentir y vivir de recuerdos y futuros anhelos es la esencia de mi habitación, que sin querer se mezcla con otro portal que me lleva a contemplar la realidad, el día a día de mis vecinos, respirar profundamente un aire de libertad y contemplar en mis noches de felicidad o melancolía, la luna y las estrellas, fieles guardianas de mi balcón, lugar que le da equilibrio a mi alcoba y por decir así a mi vida, la cual ya no solo ahonda en las ilusiones sino también en la realidad. Esa es la ventaja de tener un ambiente cerrado y otro abierto en un solo lugar.
tienes suerte de tener balcón xD me gusto un toque mas lo de 2 mundos diferentes es algo que nosotros los jovenes encontramos como un respiro entre tanta imcompresion a veces pero de solo saber que existe algo netamente nuestro es genial !
ResponderEliminarWao Leo... interesante tu punto de vista! Si pues aveces nosotros necesitamos un respiro y solo lo podemos encontrar en nuestra habitación. Es ahí donde esta nuestra esencia, donde podemos ser nosotros mismos y sentirnos reconfortados! =)
ResponderEliminar