La primavera se acercaba y eso significaba que en cualquier momento nacería, y aunque no nací con un pan bajo el brazo, para mi madre y hermanos mi llegada fue muy esperada. Según me cuenta mi mamá, en la madrugada del viernes yo ya tenía muchas ganas de salir, así que tuvieron que pedirle un favorcito a nuestra vecina la señora Valentina, y ella llamo a radio patrullas, es ahí donde conducen a mi madre a el Hospital Edgardo Rebagliati Martins, más conocido como el hospital del empleado. Pero ¡oh, sorpresa! mi mamá aun no rompía la fuente y mucho menos tenía buena dilatación así que tuvo que regresar a casa. Mis hermanos que para ese tiempo tenían nueve y diez años esperaban impaciente su llegada, ambos se alistaron para ir al colegio sin saber que en ese transcurso nacería su querida hermanita.
En esos tiempos mis padres estaban separados, así que nuestra vecina tuvo que llamar a mi padre para decirle que llevara a mi madre al hospital pues los dolores que ella sentía ya eran insoportables. Y es así como mi mamá queda internada a las 9 de la mañana en el 4to piso del hospital. Lo bueno de ese día es que mi mami era la única parturienta, así que tuvo a su disposición a todas las obstetras que se encontraban en ese momento. Siendo las 11 de la mañana mi madre tenía muchas ganas de miccionar pero si cumplía sus necesidades fisiologías, lo más probable es que yo naciera en ese instante, así que se paseo en camilla hasta llegar a la sala de partos.
La doctora al ver que yo estaba sufriendo para salir le comunicó a mi mamá que si las inyecciones que le ponían no hacían efecto para que llegara a dilatación 10 tendrían que hacerle una cesaría, parece que yo también escuché eso y ni bien mi madre levanto una pierna, salí disparada hacia un nuevo mundo, si no fuera por un doctor que me atrapo en el aire tal vez no estuviera escribiendo estás líneas ahora. Lo que más recuerda mi mamá es que la doctora que atendió el parto se embarro de sangre y se enojo mucho, se nota que ni bien naci ya empezaba a causar problemas. Y es así que llegué a este mundo iniciado el primer gobierno de Fujimori y bajo el mes de la primavera, para ser más exactos en el día mundial de la paz.
Mi mamá y yo no tuvimos visitas, mi padre se acerco a verme y comenzó a contar si tenía todas mis extremidades y deditos, cosa que a mi madre le incomodo un poco. Nací midiendo 50cm y pesando 3.220 kg, buen peso para un bebé que solo se alimentaba de mariscos. El primer nombre que eligió mi papá para mí fue Ivón, ya que el tuvo una hijita que se llamaba así y mi segundo nombre Lucero, lo escogieron mis hermanos ya que en ese tiempo estaba de moda la cantante y actriz mexicana (valga la redundancia) Lucero.
El domingo mí padre nos dejo en casa a mi madre y a mí y luego se fue donde mi abuela.
Mis hermanos llegaron a la casa y cuando me vieron lo primero que dijeron fue “¿Mamá esa cosa ha estado en tu barriga?”, mi madre solo se rió y mis hermanos no paraban de mirarme, debe ser porque nací con bastante cabello y parecía un monito, no muy parecido a ellos. Y ahora que tengo 20 años, veo que el día de mi nacimiento trajo paz a mi hogar, tal vez paulatinamente, pero un bebé siempre llega a unir a la familia, en mi caso... reconstruyo un hogar. =)
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